Según una tradición egipcia posterior, Amirteos de alguna manera ofendió los dictados de la ley, por lo que al hijo se le negó la sucesión. Manetón atribuye a Amirteos seis años de reinado, probablemente una cifra exacta, ya que en el papiro arameo de Elefantina leemos una promesa de pago de una deuda fechada en el quinto año.
A excepción de una carta de la misma fuente que menciona su nombre junto con el de su sucesor inmediato, Nepherites I, no hay otras referencias a Amirteos, ni dejó monumentos. Y la misma oscuridad envuelve la forma en que llegó al trono y la forma en que lo perdió.
El único faraón de la dinastía 28, Amirteos de Sais, habría sido pariente del otro Amirteo que, tras la captura de Inaro, había continuado la lucha contra los persas. En los historiadores griegos, sólo hay una incierta alusión al nuevo faraón, a quien Diodoro erróneamente llama "Psammético, un descendiente del (famoso) Psamético". El único episodio que lo involucra está relacionado con los persas. Después de la batalla de Cunassa en el 401 a. C., en la que el príncipe insurgente Cyrus fue derrotado y asesinado, un amigo de éstos, el almirante Tamo de Memphis, nombrado por Cyrus gobernador de Jonia, se reparó con toda la flota en Egipto para escapar de la venganza de el sátrapa de Artajerjes II, Tissaferne; pero Amirteos, si es a él a quien Diodoro se refiere con el nombre de Psamético, lo condenó a muerte.